OTRO EJERCICIO DE TARGETING: MCDONALDS
“Lo peor de mac Donalds no es la comida, es quien se lo come”. Bueno, esto viene al respecto de un momento de rabia que sentí el otro dia cuando, en un polígono industrial, ví el aparcamiento lleno de restos de bolsas, cartones y vasos de plástico del Mc Donalds. No pude más que sentir rabia y asco por lo que estaba viendo y tal cual me vino el comentario a la mente me dí cuenta de lo apropiado de la expresión, y del curioso fenómeno del Mc Donalds y su asociación errónea a la comida basura, probablemente a causa de un tipo de consumidor que lo frecuenta.
Las variables del marketing, esas 4 Ps tradicionales sobre las que actuar, en el caso de Mc Donalds han añadido un factor fundamental, y es la búsqueda paulatina de un target de mayor calidad.
Conocer de primera mano los procedimientos y los estándares de calidad con los que trabaja Mc Donalds es una experiencia sorprendente. ¡¡¡Lo recomiendo!!! Uno no se imagina hasta qué punto tienen tan controlado la procedencia de su producto, y los inacabables filtros de calidad por los que pasan los alimentos antes de ser servidos. Los complejos sistemas de control y mediciones de temperatura y tiempo que les permiten ofrecer una calidad similar en las más de 30.000 locales que el monstruo de las hamburguesas tiene en el mundo.
De modo que cuando ví toda aquella mierda con el logotipo de McDonalds a mi alrededor en el parking, maldije a esa gentuza que lo frecuenta y que al fin y al cabo, es la que proyecta esa imagen contra la que la cadena pelea a diario, la de la “comida rápida hecha para paladares poco exigentes”.
Posiblemente nos encontremos con el mejor producto calidad-precio del mercado, al margen de que, no olvidemos, una hamburguesa es una hamburguesa, con sus calorías, su sabor y sus propiedades, y que las patatas fritas, fritas son, en aceite, si, filtrado cada dos horas, sí, pero fritas, y la cocacola que sirven es cocacola, un jarabe, mezclado, con su azúcar y sus cosas. De eso no nos olvidamos. Pero McDonalds es comida rápida porque el complejo sistema funciona perfectamente engranado y la calidad de los materiales que emplean y sus proveedores de alimentos es máxima, no escatiman en ello, sabedores de la mala fama que lleva el fast-food, y lo delicado que es estar en ese punto de mira.
De manera paulatina, Mc Donalds va elevando la imagen de calidad que proyecta orientada, presuntamente, a atraer un target de mayor poder adquisitivo y, presuntamente, mejor formación cultural. A diferencia de sus competidores más próximos, no hay ofertas tan agresivas en precio, y la decoración de sus locales está mucho más esmerada, con materiales de calidad, y nunca falta su zona de recreo infantil, pues el público familiar es el objetivo.
De modo que paulatinamente se van deshaciendo de ese target que compromete en parte su imagen, y la razón por la que el otro día eché pestes sobre McDonalds en un principio, y sobre la gente que todavía lo frecuenta, lo cual es inevitable, por el carácter popular y sus precios asequibles. Pero quédense con este ejercicio de targeting.
Recuerden que su negocio dependerá del producto que venda, el precio al que lo venda, dónde y cómo y qué comique. Pero a veces eso no es sufciciente. Hay que cuidar quién lo consume, su imagen depende de ello. Que lo malo de MacDonalds no es la comida, sino esa gente que lo frecuenta. Dime con quien andas…
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